13/3/14

¡¡No tengo prisa por crecer!!

Este niño habla demasiado, tendría que ser mas silencioso. Este niño habla poco, tendría que ser mas hablador. Este niño juega poco, tendría que jugar mas. Este niño es muy movido, tendría que estarse más quieto. Haga lo que haga parece que está mal, que tiene que acabar siendo el niño estándar que hace exactamente la mitad de todo.

Carlos González. 



A veces pareciera que los adultos jugamos competencias con el vecino, la prima, la amiga... para ver cual de nuestros hijos hace mejor las cosas. Esta necia actitud de competencia hace niños desenfocados, que siempre están buscando nuestra aprobación, si ganan se sienten queridos y si no ganan sienten que nos han decepcionado. Este comportamiento muchas veces lo alentamos inconscientemente: con las comparaciones, con nuestra actitud ante un acto fallido, presionándolos para que hagan alguna cosa y un largo etc. Nuestros hijos se sienten desaprobados por las personas más importantes en sus vidas. Lamentablemente esta lucha hace que se sientan bajo presión y su inocencia decae, su infancia se va apagando.

La infancia no es una carrera que hay que ganar, cada niño tiene su propio ritmo y cualidades, aprenden a distintos tiempos pues cada cuerpo, cada mente y cada corazón son distintos. Pero nos olvidamos que son niños y que están viviendo con todo lo que esto implica: Llantos, miedos, risas, gritos de alegría, necesidades a "deshoras", etc.
A los niños no les queda claro la famosa frase "Te portas bien" ¿Que es portarse bien? Ellos hacen sus cosas por su naturaleza de alma libre, se están desarrollando, creciendo, aprendiendo, no saben de modales ni reglas sociales, ellos viven su momento. Tratemos de cortar lo menos posible sus alas de alegría y libertad. Cuando crezcan irán entendiendo, de a poco, en que lugares hacer ciertas cosas, a esperar cuando mamá o papá estén hablando con otra persona, a no gritar cuando alguien duerme, a quedarse sentados en la mesa durante tiempos mas largos, pero todo esto con el tiempo; cuando vayan madurando. 
Mientras esto pasa seamos tolerantes y respetemos sus tiempos, dejémoslos expresarse y mientras no hagan cosas que dañen a alguien, demos la libertad de tocar, reír, gritar, pintar... si el niño quiere pintar las paredes podemos ofrecer pintar sobre una cartulina pegada en la pared, si el niño quiere tirar tierra ofrecemos la alternativa de jugar en el patio... me refiero a que podemos guíar sus intereses de forma mas respetuosa, sin decir tantas veces "No", "Comportate", "Eso no se hace", solo se es niño una vez, dejemos que vivan su etapa intensamente. Son niños, no adultos pequeños.
Cuando una infancia ha sido vivida sanamente se convierten en adultos seguros, con autoestima fuerte, dispuestos a ayudar y cooperar con sus semejantes, son amables y tranquilos. Para el mundo del mañana se trabaja hoy, en nuestro hogar, con nuestro hijos.

Que diferente fuera todo si no viviéramos con el agobio de querer quedar bien con los demás y por un momento comprendiéramos que nuestros hijos nos necesitan y mucho mas que el vecino, la amiga o la prima, este es el primer paso para educar con respeto.

"Sostenemos en nuestros brazos a los adultos del futuro. Un mundo mejor es posible. Comencemos ahora"


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