7/5/14

Rechazo de un solo Pecho

Los bebés, mayormente ocurre con los recién nacidos, suelen pasar por una etapa en que prefieren un seno al otro. Es posible que notes que tu bebé se impacienta, aleja la boquita, o simplemente se niega a aceptar uno de tus pechos.  

Lo fundamental es analizar qué es lo que puede estar provocando el rechazo para poder resolverlo.

Las posibles causas son las siguientes:
  • El flujo de la leche es más lento en un pecho que en el otro,
  • La producción de la leche es menor en uno de los dos,
  • El pezón de un pecho es más grande que en el otro ,
  •  Porque al bebé le duele un oído y no le gusta estar acostado de ese lado.
  • Por la vacuna y el brazo esta sensible.
  • Congestión nasal,
  • Problema en la alineación de las vértebras del cuello,
  • Puede haber habido una "mala" postura en el útero y necesitar unos días para que los músculos del cuello se relajen,
  • En raras ocasiones tumor en el pecho rechazado.
  • O simplemente no le gusta estar de ese lado.


La actitud de la madre ante esta situación es fundamental para dar con la solución. La calma, reflexión y comprensión son cualidades esenciales para el buen desarrollo de la lactancia.

Posibles soluciones:
  • Debes intentar motivarlo con delicadeza y persistencia a que agarre el pecho que menos le gusta ofreciéndoselo siempre primero, cuando sabes que tiene hambre, cuando esta adormitado o cuando se acabe de levantar.
  • Prepárate con anticipación masajeándote el pecho y colocando compresas de agua tibia y al bebé báñalo con una relajante de agua tibia.
  • Intenta posiciones de lactancia diferentes.
  • Cuando el reflejo de expulsión es muy fuerte, deja que salga el golpe inicial de leche y colócalo al pecho, otra opción es retirar al bebé cuando se produce la subida, (o estimular antes de poner al bebé). Utilizar posturas desde arriba (que la boca y la garganta del bebé estén por encima del pezón).
  • Cuando la eyección de la leche es retardada puedes estimular el pecho antes de poner al bebé para que la leche tarde menos en salir.
  • Dar pecho en movimiento, bien sea caminando o en una mecedora.
  • Colocar unas gotas de leche en el pezón.
  •  Para la congestión nasal puede dar el pecho con el bebé erguido.
  • Si el bebé rechaza el pecho completamente la madre debe sacarse la leche y dársela al bebé.


Si no logras hacer que tu pequeño mame por igual de los dos lados, tendrás que estimular tu producción de leche vaciándote el pecho rechazado, al final de cada toma hasta que logres volver a hacer que el bebé agarre ese lado.
La última opción es amamantar al bebé con un solo pecho (tu cuerpo producirá lo suficiente para nutrir adecuadamente a tu bebé). Esto provocará una asimetría mamaria, con una mama más grande que la otra, lo que será exclusivamente un problema estético, superado por los beneficios de la lactancia para tu hijo.



Autor: Joanna Vasquez
Fuentes: Lactancia Multiples, Alba Lactancia Materna 

2/5/14

La "nalgada" como sistema de educación.

MÉXICO ES UN PAÍS EN EL QUE EL MALTRATO A MENORES Y LA VIOLENCIA INTRAFAMILIAR SON COMUNES. EL FONDO DE NACIONES UNIDAS PARA LA INFANCIA UNICEF HA REPORTADO QUE EN NUESTRO PAÍS 6 DE CADA 10 NIÑOS SUFREN ALGÚN TIPO DE AGRESIÓN EN CASA.

Alberto es un hombre que mide 1.82 metros, debe pesar más de 80 kilos, en las reuniones siempre es amable y baila fantástico. Tiene un posgrado en administración de negocios y hace yoga tres veces a la semana. Nunca levanta la voz cuando hay debates arduos entre los amigos. Cualquiera lo describiría como un hombre apacible y controlado. 
Sebastián, su hijo, está por cumplir siete años. Es más pequeño que los niños de su edad, muy delgado, pero con una energía que lo mantiene en actividad hasta diez horas sin descanso. Una tarde, Sebastián jugaba en el patio común con amigos y derrapó en el lodo con el uniforme de deportes que tenía que usar para ir a la escuela al día siguiente. Su madre enfureció y lo regañó frente a los vecinos con quienes echaba la cascarita. Sebastián respondía a su madre con gritos. 
Cuando Alberto llegó a la casa la discusión entre la madre y el hijo se hacía cada vez más estridente. Alberto tomó a Sebastián del brazo y le acomodó tres nalgadas que no sólo silenciaron al niño, sino que lo dejaron adolorido por un par de horas. Para Alberto las nalgadas no son golpes y asegura que son una medida extrema a la que todo padre tiene derecho cuando el hijo le falta al respeto. Sin embargo cuando le pregunté qué tan seguido Sebastián merece una nalgada, respondió que al menos dos veces por semana se ve “obligado” a corregirlo de esa manera.



¿Quién de nosotros no ha presenciado más de una vez la escena de una madre o un padre de familia surtiendo de nalgadas a su hijo por alguna mala conducta? ¿Quién no ha escuchado decir que una nalgada a tiempo endereza el rumbo de la criatura? 
Las reacciones sociales contra la tortura y la indignación contra la violencia en muchos casos resultan inversamente proporcionales con la tolerancia que aflora cuando se trata de corrección de conductas de menores. Para muchas familias, las nalgadas, “cinturonazos” o agresiones verbales son inevitables herramientas para la formación. 

México es un país en el que el maltrato a menores y la violencia intrafamiliar son comunes. El Fondo de Naciones Unidas para la Infancia UNICEF ha reportado que en nuestro país 6 de cada 10 niños sufren algún tipo de agresión en casa (golpes, insultos, humillaciones, abandono); 10% algún tipo de agresión física en la escuela; 5.5% violencia sexual; 16.6% violencia emocional y ocupamos el sexto lugar en América Latina en homicidios de menores. 
Por su parte, la OCDE nos coloca en el primer lugar en violencia física, abuso sexual y homicidios de menores de 14 años. Frente a estas cifras, es importante considerar que sólo una pequeña proporción de los actos de violencia contra los niños, niñas y adolescentes es denunciada e investigada, y pocos autores son procesados. Además no contamos con instituciones responsables de registrar e investigar a fondo las denuncias de violencia contra niños y adolescentes, ni con procedimientos claros para atenderlos de manera que la familia no sufra desintegración.


El maltrato de padres a hijos suele abordarse como si fuera un problema privado que no tiene consecuencias en el entorno público. La simple intención de cuestionar a alguien sobre los mecanismos de corrección de conducta que aplica con sus hijos puede resultar invasiva y no sólo incómoda para quien considera legítimos los golpes. Las respuestas defensivas denotan la intolerancia para dialogar sobre otras alternativas que no supongan agresión. 
Alberto evadió el tema cuando le comenté que si Sebastián se porta violento en la escuela y con los compañeros no tendrá forma de explicarle que no es a golpes como se solucionan los problemas. Lo que argumenta es que no hay correlación demostrada entre la educación con nalgadas y el comportamiento agresivo entre menores. 

No debemos perder de vista que La Organización Mundial de la Salud OMS, en el informe para prevención de la violencia que publica en 2012, asegura que aquellos niños que sufren violencia en su infancia son más proclives a ser violentos como adultos. Por ello, es indispensable asumir que sí hay implicaciones sociales que rebasan las puertas de un hogar cuando se trata de recurrir a los golpes como sistema correctivo. La consecuencias psicológicas que se producen por recibir maltrato no suelen darse como resultado de un solo acto, sino que se generan tras una frecuencia de episodios que afectan varios ámbitos del desarrollo de los menores: cognitivo, lingüístico, afectivo, social, y además tienen consecuencias sobre otras acciones evolutivas como el apego, la autonomía, la comunicación, entre otras.

En México existen leyes locales que consideran el maltrato infantil como delito e incluso la Constitución establece el derecho de los menores a una vida sin violencia. Lo que sucede es que esto no se traduce en un cambio cultural que modifique la naturalidad con la que muchos padres hacen uso de los golpes. 
Frente a los cotidianos eventos de violencia como producto del crimen organizado (en donde participan menores como agresores), ante el apabullante incremento de suicidios en secundaria por bullying (1 de cada 6 jóvenes que ha sido víctima se suicida), urgen en México estrategias legales y políticas públicas que reduzcan el uso de la agresión en casa y concienticen a los padres de los efectos que sus nalgadas desesperadas pueden acarrear en la autoestima de sus hijos.

Texto Original por: Zoila Barragán, Educadora Perinatal.

Tips para la llegada de un hermanito

FRASES QUE NO DEBES UTILIZAR CON TU HIJO MAYOR:

  • "Tienes que cuidarlo"
  • "Tienes que quererlo"
  • "Tienes que ser bueno con el nene"
  • "Tienes que proteger al nuevo bebé"
  • "Tienes que preocuparte por tu hermanito"
  • "Tienes que cuidarlo"
  • "Tienes que compartir todas tus cosas con tu hermanito"

COSAS QUE SI PUEDES HACER:

  • Al nacer el bebé, déjalo a cargo de papá y dedica más tiempo a tu hijo mayor, cárgalo, come con él, jueguen como lo hacían antes.
  • Escucha lo que desea decirte, sobre él o su hermano, y toma en serio sus inquietudes
  • Mantenlo ocupado mientras cargas al bebé
  • Involúcralo, en la medida de lo posible, en las actividades que realices con el bebé. (Traer el pañal, ayudar a la hora de tomar el baño, etc)
  • Dile constantemente cuánto lo amas, abrázalo, bésalo y cuéntale a detalle la historia del día que nació.
¿Por qué? 
Porque se responsabiliza al niño mayor a tomar un rol que no le corresponde. Si bien es cierto que cuando nace un bebé debemos enfocarnos, descansar y brindarle nuestra atención al puerperio como al recién nacido, no debemos olvidarnos de que existe otro ser que también depende emocionalmente de los cuidados y atenciones de su madre. Como siempre, el consejo es darle su tiempo para asimilar la llegada del nuevo integrante. Respetar su ritmo de adaptación, mimarlo y amarlo más. Tomemos un tiempo mientras el recién nacido duerme para pasar un momento a solas con el hijo mayor, que sienta que aún existe esa intimidad con su mamá y no se sienta desplazado. 


29/4/14

La dieta natural en los niños


Es ya preocupación general, tanto de padres, maestros y autoridades gubernamentales, la calidad de la alimentación de los niños, en parte por la epidemia de obesidad que se extiende por todo el país y por lograr una niñez sana. 

La dieta actual, dictada más por las compañías transnacionales que por la cultura alimentaria nacional y por las opciones más nutritivas de la dieta familiar preparada en casa, se ha desviado hacia una dieta artificial que no ha traído nada bueno. 

La preocupación que se externa por este tipo de alimentación para los niños, son los niveles alarmantes de trastornos que los aquejan, desde la obesidad, hipertensión, niveles altos de colesterol, enfermedades inmunológicas, hasta el cáncer en forma de leucemias y tumores, cuya conexión indiscutible con la forma de alimentación que muchos niños llevan, se ha comprobado científicamente. 

Como contraparte a la dieta estándar actual donde las harinas, los lácteos, azúcar, grasas hidrogenadas, carnes procesadas/congeladas y productos de fábrica fritos y cargados de químicos, se presenta la otra cara de la moneda con el hecho de que una dieta a base de alimentos crudos y vivos, seleccionados cuidadosamente, fomenta la salud física, mental y espiritual de los niños; 
NUTRICION 
Los cambios que se han efectuado en la forma desequilibrada de alimentarse de las familias y en especial de los niños, crea muchas deficiencias nutricionales que alientan la aparición de enfermedades como cáncer, diabetes, enfermedades cardiovasculares, esquizofrenia, autismo, trastorno de déficit de atención; además que afectan negativamente su crecimiento y desarrollo. 

La situación anterior no es privativa de nuestros niños, sino que afecta a los Estados Unidos, al Reino Unido y a otros países, que también reconocen que la dieta estandar falta de nutrientes, afecta negativamente a la niñez y lamentan que en mayor o menor medida, ahora el destete de los bebés es a base de refrescos y papas fritas. 

Desde siempre, del nacimiento hasta los seis meses de edad, lo mejor es la leche materna de forma exclusiva. Pasada esta edad, además de la leche materna, se recomienda la introducción de alimentos sólidos, principalmente frutas además de verduras cocidas, como la comida más perfecta para los niños. 

Los niños requieren para su crecimiento de las frutas y las verduras, principalmente las de color verde, que suministran grandes cantidades de clorofila, proteínas, vitaminas, minerales, enzimas y antioxidantes. Las verduras de hojas verdes ayudan a concentrar los nutrientes y cuando se preparan en la cocina, se liberan sus nutrientes, se rompe la celulosa y su absorción se mejora sustancialmente. Para todas las edades, las hojas verdes son la clave para una salud excelente. 

La mejor alimentación que puede ofrecerse a los niños, son las frutas, verduras, nueces y semillas, junto con miel de abeja, aceite de oliva, además de aguacates y plátanos que proporcionan nutrientes y grasas benéficas. También se puede añadir a la dieta diaria, los lácteos como yogurt, queso fresco y huevos. 

La dieta familiar, comienza por la preparación en casa de las verduras como base de la alimentación, y además de los guisados y sopas preparadas en casa, se debe incluir siempre algo crudo y verde en cada comida. Las frutas, semillas y nueces, deben ofrecerse a libre demanda y tenerlas siempre sobre la mesa, porque los niños siempre se sienten atraídos por sus colores brillantes y apetecibles formas. 

Las necesidades nutricionales de la familia y en especial de los niños, deben ser planeadas cuidadosamente y nunca deben dejarse a cargo de los fabricantes y comerciantes de alimentos cuyas prioridades no son la salud y florecimiento de nuestros bebés y niños, sino ganar dinero a costa de lo que sea.



Texto Original en:

Revista Mundo Natural http://www.revistamundonatural.com/noticia.cfm?n=487#ixzz30Kp8LXmY

16/4/14

Sobre la Crueldad


Todos los seres humanos nacemos amorosos. Llegamos al mundo necesitados de amor pero también siendo capaces de amar, sólo si nuestras necesidades básicas han sido satisfechas. Todos los niños -si somos amparados, cuidados, atendidos, acariciados y protegidos- nos sentiremos seguros. Esa seguridad nos permite luego desplegar nuestro amor.
Ahora bien, si no somos protegidos ni cuidados, aumentaremos las alertas (ya que los depredadores pueden lastimarnos) y por otro lado reaccionaremos contra cualquier movimiento o situación que pueda desestabilizarnos. Es lógico, ya que desde nuestra vivencia –siendo niños pequeños- el entorno es hostil, peligroso y amenazante. No nacimos preparados para la desprotección ni para el desierto emocional, de hecho esas experiencias las vivimos con enorme desilusión. Al contrario, hemos nacido dependientes de los cuidados maternos. Pero si quienes debían nutrirnos y protegernos nos han abandonado a nuestra suerte dando prioridad a sus propias necesidades, comprenderemos que en este mundo se salva el más grande y el más fuerte.
A medida que crecemos -si las condiciones de amparo y protección no mejoran- en lugar de entrenarnos en el amor, vamos afinando estrategias parecidas a las utilizadas por los mayores que debían amarnos, para asegurarnos la supervivencia. De los adultos hemos aprendido que en la medida que lastimamos a alguien más débil, tendremos más chances para sobrevivir.
Eso se llama crueldad.
Primero la necesidad y luego la costumbre de aprovechar la debilidad del otro para fortalecernos y procurar nuestro propio resguardo, intentando garantizarnos el control para que nunca más puedan hacernos daño. Es tal el miedo y la desconfianza que estamos preparados para humillar, desactivar la estima y desmerecer al otro, sobre todo si somos más grandes.
La crueldad la usamos siendo niños, siendo adolescentes, luego jóvenes y luego adultos maduros. Es un tema de supervivencia emocional.
¿De quienes estamos hablando?
De cada uno de nosotros. ¿Pero acaso no es exagerado? Escuchemos qué es lo que dicen quienes son niños hoy, y cómo se sienten tratados por nosotros: madres y padres.
 Laura Gutman


12/4/14

¡¡Fuera Pañales!!

El control de esfínteres es un proceso biológico que se encuentra determinado por la maduración neurológica del niño. Esto es, que el niño deja los pañales cuando su sistema ha madurado y no por aprendizaje.
Aprender es adquirir una habilidad o destreza como tocar el piano o nadar, nuestro cuerpo no madura para poder tocar el piano eso se aprende, pero nuestro cuerpo tarde que temprano caminará, se comunicará por medio de las palabras y aprenderá a controlar esfínteres. En pocas palabras cualquier estimulo está de mas, pues el niño aprende a hacer del baño en el retrete cuando él esté listo, sin importar si hacemos o no hacemos algo para alentarlo.

Lo importante aquí es observar al niño, conocerlo y estar atento a sus ritmos y señales para darnos cuenta cuándo está listo. Por lo general la mayoría de la niños están listo cerca de los 3 o 4 años. Algunos lo harán antes, otros después y esto no es ningún indicativo de inteligencia y tampoco significa que seamos mejores o peores madres.

¿Que pasa si el niño empieza el proceso, pero de pronto vuelve a hacerse encima? Ofrecemos pañal otra ves. Esto no quiere decir que hay una regresión (ya que no se puede regresionar a un lugar del que nunca se ha salido) o que estamos dando un mensaje de inseguridad al niño, al contrario, estamos acompañando y conteniendo emocionalmente. Cuando el niño vuelve a hacerse encima, muchos padres pierden la paciencia, se frustran y gritan o castigan a sus hijos. Esto solo empeora el proceso. Ellos deben sentirse acompañados y entendidos por sus padres, no humillados y avergonzados por algo que aún no controlan.  Tampoco se debe obligar, si el niño rechaza ir al baño, pueden comenzar las luchas de poder y en un intento del niño de querer recuperar el control de su cuerpo, puede aguantarse mucho las ganas de evacuar lo que puede provocar otros problemas físicos. 
"Hasta los 5 años, no se considera como enuresis hacerse pipí o encopresis hacerse caca. Por lo tanto, no hay problema si un niño usa pañales hasta esa edad. Puede gritar si quiere, pero esto no lo digo yo, lo dice la Academia Americana de Psiquiatría." 
Estamos acostumbrados a vivir violencias silenciosas, de las que los niños no pueden defenderse porque aplicamos la intimidación, pero pensemos claro: No podemos "enseñar" a un niño a que controle algo que su cuerpo aún no está lo suficientemente maduro para controlar. ¿No parece esto un acto de violencia? ¿Un abuso? ¿Aceptariamos que alguien aplicara un método de este tipo con nosotros?

Estamos aceptando y respetando las necesidades sociales, culturales y de mercadotecnia, pero menos las de nuestros hijos. Pasamos por encima de ellos como si no importara, como si no repercutiera en su desarrollo emocional y psicológico, lo vemos tan normal, "que controle sus deseos, que oprima sus necesidades y a mi que no me moleste mucho". Claro el niño no tiene otro camino, obedece mientras se le ha infundido el miedo, el rencor y las inseguridades. Crece, se convierte en adulto desdichado, con vacíos y falto de autoestima, y luego no entendemos cómo es que tenemos tantas deficiencias emocionales, tantas iras guardadas.
La violencia no siempre es física o verbal, a veces está con nosotros en la vida diaria, pasa desapercibida. Dejemos de preocuparnos tanto por algo que nuestro hijo hará tarde o temprano. Ningún niño anda con pañales a los 10. Dejemos de presionar, los niños necesitan de su ritmo, su espacio y su tiempo para madurar. 
"Algo comenzará a cambiar cuando dejemos de decir "le saqué la teta, le saqué el pañal,
lo saqué de nuestra habitación", y podamos tener la paciencia suficiente como para
esperar a que sean ellos quienes nos indiquen el camino a seguir."


10/4/14

Hija mía, tú no necesitas ser una “niña buena”


Hija mía, tú no necesitas ser una “niña buena”, porque los niños son niños, no son buenos ni malos, y desde que naciste sé que eres mágica e irrepetible, como cada niño/a que nace… tú solo tienes que ser tú. 


Sé que para ti no existen las palabras “bueno” y “malo”, ni siquiera las expresiones “portarse bien” o “portarse mal”. Sé que eso no lo vas a aprender en casa, pero estás escolarizada y te relacionas con gente de muchos tipos, por lo que esa visión “blanco o negro” del mundo -que tanto nos gusta a los adultos- algún día te llegará.

Necesitas saber (ya te lo vamos explicando) que cada persona actúa en cada momento lo mejor que puede, que todos tus actos son tuyos, que tienes derecho a enfadarte, a estar triste, a estar contenta, nerviosa, a tener miedo, a ser feliz… pues todas tus emociones son válidas y te ayudan a avanzar en tu camino. Tu padre y yo estaremos gustosamente a tu lado para acompañarte cada vez que nos necesites. 

Hija mía, tú me has enseñado a vivir mis emociones (también las negativas) y, sobre todo, a desprenderme de ellas, a no apegarme… sigue así. Vive las tuyas como has hecho siempre y déjalas ir. Que el centro de tu vida seas tú y no los demás (ni siquiera yo o papá) porque cuando una está centrada, la armonía y la empatía imperan. Tú nos lo demuestras día a día. 

Gracias, hija, por tus días revueltos, que nos sirven de espejo a ambos; gracias por hacernos crecer como familia; por tu enorme manejo de las emociones a pesar de tu corta edad, por tu sabiduría en el conflicto, por tanto amor incondicional, por tanta paz. 

Yo fui una “niña buena” y como madre te libero de tener que serlo porque no es sano. 

Ser una niña buena significa ceder parte del control de tu vida a los demás; intentar agradar a las personas que más quieres, de manera inconsciente, a costa del propio dolor o de la injusticia; obedecer a los mayores (padres, profesores etc) dejando a un lado tus propios deseos; no permitirte el enfado, ni la rabia. 

Ser una niña buena significa caer en el rol de ser demasiado madura para tu edad y perderte parte de tu infancia. Significa tender a la perfección y a la excelencia, una trampa del mundo de los adultos para cortar las alas. 

Hija mía, ser una niña buena significa (a veces) por desgracia enfermar. Enfermar para escapar de la presión de un mundo familiar y escolar que limita la propia creatividad, la libertad y el juego de experimentación de la vida, que pone en una jaula los propios deseos y algunas emociones, bajo el disfraz de que es por tu propio bien. 

Yo fui una niña buena que sobrevivió (hoy puedo decir que soy una adulta desobediente y creativa) pero sufrí un buen rato en el camino.

Yo fui una niña buena que supo acompañarse de buenos terapeutas y crecer.

Como madre, yo te libero de todo ello:

te libero del chantaje emocional que no te estamos enseñando, 

te libero de algo que tú desconoces: los premios y los castigos, que por desgracia rigen una parte del mundo y del sistema educativo tradicional. 

te libero del “si (no) haces eso me enfado, me voy o no te quiero”. 

te libero del "porque lo digo yo" o del "porque soy tu padre/madre"

te libero de la necesidad de actuar para agradar a los demás, incluidas yo misma o papá. 

Y hablaré (y discutiré sobre ello) con quién haga falta: educadores, profesores, conocidos, familia… y siempre me tendrás de tu lado, porque lo único que quiero y a lo que aspiro es a que seas feliz… 

Como la madre loba que soy, defenderé tu LIBERTAD. 


Myriam Moya Tena





texto original:

24/3/14

De Doulas y Mujeres

La Doula es la persona que asiste tu parto de forma emocional. Ella brinda apoyo emocional y físico, aunque su labor nada tiene que ver con el trabajo de un obstetra, partera o enfermera. La misión de la doula es informar sobre la experiencia de la maternidad y el alumbramiento. Su trabajo se basa en un continuo soporte emocional y confianza durante éste  proceso, lo que mejora y facilita las fases de la maternidad. 

"Hay estudios que han demostrado que el apoyo emocional de la doula a la familia tiene beneficios durante el parto, tales como reducción en un 50% de cesáreas, un 40% en uso de fórceps, un 60% del uso de epidural o que acorta en un 25% la duración de los partos. Todo esto, por supuesto, como complemento a una buena asistencia sanitaria (“A Doula Makes the Difference” por Nugent, Mothering Magazine, March-April 1998)."


Las funciones de una Doula:

Trabajo de parto

  • Ayuda a la madre a manejar el dolor de parto mediante métodos naturales como respiración, masaje, cambios de respiración y técnicas de relajación.
  •  Responde dudas y da ánimo.
  • Mantiene informados a la madre y familiares sobre los procesos y avances en el parto.
  • Apoya las desiciones de la madre referente a todo lo relacionado con su alumbramiento.
  • Atiende cualquier necesidad de la madre en el trabajo de parto.
  • Ayuda a mantener un ambiente cómodo y adecuado para la madre.
  • Respeta la privacidad de la mujer durante su proceso de parto.
Posparto
  • Facilita el establecimiento temprano de la lactancia materna.
  • Ayuda con los cuidados básicos del bebé
  • Ayuda con el cuidado de heridas y apoyo emocional.
Con el apoyo de una doula no sólo cubres los puntos anteriores sino que también existen diferencias excepcionales en el inicio de tu maternidad, como:

  • 50% reducción en cesáreas
  • 25% parto más corto
  • 60% menos peticiones de epidural
  • 40% menos uso de oxitocina sintética
  • 30% menos uso de analgésicos
  • 40% menos uso de fórceps
  • Mejora el vínculo padres-bebé
  • Menos problemas con la lactancia
  • Menor incidencia de depresión posparto
"La doula busca el fortalecimiento de los dones de la mujer a la que acompaña, no su sombra. Busca que ella se sienta (diosa) madre, le recuerda lo que ya lleva impregnado en sus células: que sabe parir y criar como lo hicieron todas las mujeres la precedieron. La doula le recuerda a la madre su conocimiento ancestral. Estamos ahí para eso: para ayudar a recordar, sólo eso. Somos un espejo donde queda reflejado un conocimiento ancestral."

21/3/14

Niños "transicionales"

Actualmente nuestro mundo está sumergido en la comodidad y en el poco esfuerzo para hacer las cosas, nos vemos cada ves más alejados de las condiciones necesarias para sentir el amor puro. 
Al instante del alumbramiento los bebés son alejados de sus madres, sin importarles el sentimiento de soledad y abandono que puedan estar viviendo, cuando lo único que necesitan para comenzar la vida es seguridad y confianza y ésto sólo se logra estando a lado de su madre. De esta forma se lastima el vinculo afectivo entre ambos, ese bebé al crecer, lo más probable es que desarrolle problemas para vincularse en sus relaciones afectivas y/o sociales.
La tecnología ha llegado a nuestras vidas a sustituir los vínculos afectivos, desde pequeños obligamos a los niños a apegarse a cualquier objeto (cobijita, peluche...) que a sus semejantes, nos resulta más cómodo que atenderlos, no queremos que "nos molesten" pero no nos damos cuenta de que el contacto físico y emocional permanentes es una necesidad primaria del recién nacido. 

Laura Gutman dice: "Ninguna otra especie de mamíferos pretendería algo tan insólito de su propia cría. Pero para los humanos es común determinar que lo mejor es “dejarlo llorar”, “que no se mal acostumbre” o “que no se vuelva caprichoso”. Y nos resulta totalmente habitual que el cuerpo del niño esté separadoSolo en su cuna. Solo en su cochecito. Solo en su sillita."

El objeto transicional es un refugio del niño ante la falta de atención, de muestras de cariño, de contención, es la medicina del niño invisible a sus padres. Éste objeto se vuele tan importante en la vida del niño que representa el apego que siente con sus padres ayudándole a superar la ansiedad de separación. Es el vínculo que le otorgará seguridad, confianza y tranquilidad; esta virtud debería ser aportada por papá o mamá, ellos deberían estar presentes en sus momentos difíciles, en sus debilidades y errores, deberían ser ellos el lugar de soporte y paz, no un objeto inerte y falto de sentimientos. 

Que el niño se vincule emocionalmente con algo, no quiere decir que vaya a desarrollar algún tipo de trastorno pero pensemos claramente: Un ser humano necesita de alguien que lo escuche, lo entienda y lo apoye, especialmente si se trata de un niño que su mundo gira en torno al amor de sus padres. Ellos no buscan cosas materiales, buscan nuestra cercanía. 

Recurrir a ésto no debería ser problema, lo malo aquí es cuando se sustituyen las caricias, el olor a mamá, los abrazos y el cariño en un peluche, en una cobija, en un muñeco. Son abandonos silenciosos, violencias calladas.

"Casi todos los niños están enfermos de soledad. Pero los adultos no reconocemos en la enfermedad del niño, la necesidad desplazada de contacto y presencia."

Sembremos en los corazones de nuestros hijos semillas de esperanza. Un día cuando sus necesidades emocionales sean satisfechas, no necesitarán tanto de nosotros, ahora es el momento. Tomemos responsabilidad y consciencia. Nuestros hijos nos necesitan ahora, nada puede remplazar el amor que les estamos negando. Abramos los ojos a los niños invisibles. 


19/3/14

¿Jugamos a Competir?

Desde nuestra niñez hemos sido bombardeados con la horrorosa tendencia de competir, que si el hijo del vecino durmió de tirón a los 6 meses y el nuestro no, que la hija que la prima caminó al año y nuestro hijo todavía no camina, que el primito ya habla y a nuestro hijo no se le entiende... y así podría nombrar un sin fin de comparaciones que terminan en competencia. ¿Que es lo malo de esto? Que dejamos de ser valorados por lo que somos y nuestros padres, que son nuestra máxima figura, nos empiezan a "medir" por lo que hacemos. 
Si no logramos desprendernos de esta cadena, nos acompañará a lo largo de nuestra vida, volviéndonos adultos infelices, insatisfechos con nosotros mismos, buscando incentivos externos para sentirnos bien y obviamente con una baja autoestima. Al final de cuentas siempre habrá alguien que haga mejor que nosotros alguna cosa y estarnos comparando sólo nos traerá mas desdicha. 
"Siempre va a haber alguien con más dinero, más delgado, más rápido, más rico, socialmente visto como más hermoso, más triunfador, más inteligente, etc. Somos siete mil millones de seres humanos; competir contra este ingente número de personas es absurdo."
La competencia en cierto modo es buena, pero me refiero a competir con nuestras propias sombras, a quitarnos malos hábitos, a mejorar y crecer humanamente, desprendernos del ego y la banalidad. Si desde niños fuéramos amados y valorados según nuestro Ser, a ser respetados nuestros ritmos de evolución y desarrollo, sin ser presionados (incluso por las personas que mas amamos, nuestros padres) comparados y rechazados, hoy en día existirían mas adultos seguros de sí mismos, dispuestos a cooperar, más empaticos con sus semejantes y sobre todo más felices.
Tristemente el humano es valorado por lo que hace y no por lo que es. Desde que nacemos somos seres únicos y especiales, con nuestros talentos, virtudes y habilidades propias ¿Por qué compararnos con otros talentos, virtudes y habilidades ajenas? Ya lo dijo Albert Einstein "Todos somos genios. Pero si juzgas a un pez por su capacidad de escalar árboles, vivirá toda su vida pensando que es un inútil"

Es importante comprender que la competencia no es necesaria en la vida, lo que sí es importante es el crecimiento personal, tampoco quiere decir que estamos criando niños en una burbuja artificial en un mundo competitivo, al contrario, estamos forjando personalidades que creen que un error no es un fracaso sino una nueva oportunidad de aprender y evolucionar, estamos enseñando a afrontar frustraciones y la capacidad de solucionar problemas. Debemos dejar claro que todos cometemos fallos y eso no nos hace mejores o peores personas, que unos hacen mas rápido o mas lento algo y eso no significa que sea bueno o malo.


Dejemos el mejor legado a nuestros hijos el entendimiento del verdadero valor humano, desprendamos la cadena del "mas" y "mejor" que lo único que hace es crear una sociedad infeliz y enfermiza. 
"La infancia no es una carrera para ver lo rápido que un niño puede leer, escribir y contar. Se trata de una pequeña ventana de tiempo para aprender y desarrollarse al ritmo que sea adecuado para caada niño en particular. Antes no es mejor" Magda Gerber

18/3/14

Miedos infantiles

La mayoría de los miedos que se sufren en la infancia suelen ser inducidos por el ambiente externo que resulta desconocido o bien por una mala experiencia vivida en el hogar. Existen miedos "normales" que forman parte del desarrollo emocional del niño, es importante que estos miedos no se repriman ni se minimicen pues solo harán que empeore.

Edades Miedos
0 a 1añoLlanto ante estímulos desconocidos 
2 a 4 añosTemor a los animales
4 a 6 añosTemor a la oscuridad a las catástrofes, y a los seres imaginarios (monstruos y fantasmas)
6 a 9 años Temor al daño físico o al ridículo por la ausencia de habilidades escolares y deportivas
9 a 12 años Miedo a los incendios, accidentes, a contraer enfermedades graves. Aparecen temor a conflictos graves entre los padres o al mal rendimiento escolar.
12 a 18 años Temores relacionados con la autoestima personal (capacidad intelectual, aspecto físico, temor al fracaso) y con las relaciones sociales.

Lo habitual es que vayan desapareciendo a medida que el niño crece, es un proceso evolutivo ya que contiene un alto valor adaptativo. A pesar de ésto existen algunos factores externos que alientan a que surja un miedo por ejemplo los patrones familiares, es decir, cuando los padres transmiten su miedo a los hijos en situaciones que no denotan peligro. Otro de ellos es la información negativa, esto es, cuando una información se da de manera exagerada y crea una percepción turbia. Existe también el de aprendizaje directo, cuando una experiencia ha causado el temor.
Dicho ésto, podemos tener una perspectiva mas abierta del miedo de nuestro hijo, pero ¿Cómo ayudarlos a superarlo?

  1. Analizar el tipo de miedo.
  2. NUNCA negar el miedo. No podemos poner en duda su sentimiento, no se debe minimizar aunque para nosotros no signifique nada.
  3. Empatizar y dar seguridad.                                                                                                                  -"Tienes miedo al perro porque la otra ves..." Y narramos la historia.
Nuestra compañía y actitud que tomemos a la hora de ayudarlos les dará confianza para poder superarlo de manera saludable. Tengamos en cuenta que muchas veces lo que hacemos es crear otro un segundo miedo, por ejemplo "No debes tener miedo, es una tontería, tan solo es un payaso, no seas ridículo" Ahora no sólo le tiene miedo al payaso, sino también tendrá cuidado de "no tener miedo" frente a nosotros, de "ser fuerte" y ese es un temor a las aprobaciones de sus padres.
Tampoco debemos utilizar historias como "Si te portas mal, el ropavejero vendrá por ti" sólo para lograr obediencia. 
Los niños necesitan ser escuchados y comprendidos, es en los momentos difíciles donde forjamos la confianza pa/madre-hijo, es en nosotros donde serán contenidos en sus debilidades, reforcemos esta seguridad. No se trata de endurecer su corazón sino de acompañarlos con empatía, respeto, paciencia y mucho amor. Nadie quiere hijos indiferentes a la existencia del otro, entonces no seamos así con ellos. 


13/3/14

¡¡No tengo prisa por crecer!!

Este niño habla demasiado, tendría que ser mas silencioso. Este niño habla poco, tendría que ser mas hablador. Este niño juega poco, tendría que jugar mas. Este niño es muy movido, tendría que estarse más quieto. Haga lo que haga parece que está mal, que tiene que acabar siendo el niño estándar que hace exactamente la mitad de todo.

Carlos González. 



A veces pareciera que los adultos jugamos competencias con el vecino, la prima, la amiga... para ver cual de nuestros hijos hace mejor las cosas. Esta necia actitud de competencia hace niños desenfocados, que siempre están buscando nuestra aprobación, si ganan se sienten queridos y si no ganan sienten que nos han decepcionado. Este comportamiento muchas veces lo alentamos inconscientemente: con las comparaciones, con nuestra actitud ante un acto fallido, presionándolos para que hagan alguna cosa y un largo etc. Nuestros hijos se sienten desaprobados por las personas más importantes en sus vidas. Lamentablemente esta lucha hace que se sientan bajo presión y su inocencia decae, su infancia se va apagando.

La infancia no es una carrera que hay que ganar, cada niño tiene su propio ritmo y cualidades, aprenden a distintos tiempos pues cada cuerpo, cada mente y cada corazón son distintos. Pero nos olvidamos que son niños y que están viviendo con todo lo que esto implica: Llantos, miedos, risas, gritos de alegría, necesidades a "deshoras", etc.
A los niños no les queda claro la famosa frase "Te portas bien" ¿Que es portarse bien? Ellos hacen sus cosas por su naturaleza de alma libre, se están desarrollando, creciendo, aprendiendo, no saben de modales ni reglas sociales, ellos viven su momento. Tratemos de cortar lo menos posible sus alas de alegría y libertad. Cuando crezcan irán entendiendo, de a poco, en que lugares hacer ciertas cosas, a esperar cuando mamá o papá estén hablando con otra persona, a no gritar cuando alguien duerme, a quedarse sentados en la mesa durante tiempos mas largos, pero todo esto con el tiempo; cuando vayan madurando. 
Mientras esto pasa seamos tolerantes y respetemos sus tiempos, dejémoslos expresarse y mientras no hagan cosas que dañen a alguien, demos la libertad de tocar, reír, gritar, pintar... si el niño quiere pintar las paredes podemos ofrecer pintar sobre una cartulina pegada en la pared, si el niño quiere tirar tierra ofrecemos la alternativa de jugar en el patio... me refiero a que podemos guíar sus intereses de forma mas respetuosa, sin decir tantas veces "No", "Comportate", "Eso no se hace", solo se es niño una vez, dejemos que vivan su etapa intensamente. Son niños, no adultos pequeños.
Cuando una infancia ha sido vivida sanamente se convierten en adultos seguros, con autoestima fuerte, dispuestos a ayudar y cooperar con sus semejantes, son amables y tranquilos. Para el mundo del mañana se trabaja hoy, en nuestro hogar, con nuestro hijos.

Que diferente fuera todo si no viviéramos con el agobio de querer quedar bien con los demás y por un momento comprendiéramos que nuestros hijos nos necesitan y mucho mas que el vecino, la amiga o la prima, este es el primer paso para educar con respeto.

"Sostenemos en nuestros brazos a los adultos del futuro. Un mundo mejor es posible. Comencemos ahora"


12/3/14

Nuestro niño interior se convierte en adulto

¿Que pensaría de ti el niño que fuiste del adulto que eres ahora?

Cuando nos convertimos en padres suele ser la experiencia mas maravillosa de nuestras vidas, todo parece mágico, pero conforme va pasando el tiempo y el niño va creciendo el camino parece tornarse largo. Nuestra paciencia se agota, los gritos salen disparados por la casa, el pellizco, el insulto, la nalgada se han vuelto tan cotidianos... ¿A donde se fue la magia? 

Quiero hablar en nombre de los niños, de esas voces que apenas saben lo que está pasando, que únicamente sienten dolor, abandono, humillación, coraje. Se les han cortado sus alas, su niñez, su vitalidad y alegría que solo la infancia puede dar de forma limpia y natural. Quiero hablar en nombre de los niños escondidos entre las sombras porque el maltrato mas triste es el que se da por parte de los padres, de quien nos ha dado la vida. Sí, quiero hablar en nombre de esos niños que viven dentro de nosotros los adultos. De ti y de mi. Porque solo cuando nos sanemos de esas heridas, fruto de la ignorancia, podremos llevar a nuestros hijos por el camino de la crianza respetuosa. 

Ya sea en mayor o menor medida, la mayoría de nosotros -los adultos- hemos sufrido violencia emocional o física por parte de nuestros padres. Pero el problema aquí es que creemos que no ha pasado nada, que somos adultos íntegros. Algunos hasta llegan a pensar que sin eso hoy no serían nada. Bueno, pues detengámonos a pensar un momento en cuanta gente allá afuera está ahogándose en drogas a causa de un abandono infantil, de la poca paciencia en las calles, de la prepotencia, el jefe que le gusta humillar a sus empleados, los profesores insultando a los niños. ¿De donde creemos que viene todo este maltrato?

A veces cosas tan importantes para ellos pasan desapercibidas por nosotros, como imitar su forma de hablar, burlarnos de su incapacidad para hacer o decir algo, despreciar sus limitantes de niños, y un largo etc. suelen ser situaciones donde ellos necesitan de nosotros y de nuestro apoyo y a cambio respondemos de esta forma que sinceramente es mal gusto. Pero eso sí, les enseñamos otro tipo de "modales" decir gracias y por favor, "comportarse" en la casa del amigo... estamos perdiendo de vista lo que realmente importa y lo que realmente necesitan los niños, lo que de verdad los harán personitas especiales y llenas de amor al mundo.

Intentemos cambiar las cosas, por lo menos para esos seres tan preciados que son nuestros hijos. 
Lo que los niños reciban se lo darán al mundo. A lo mejor nos cueste trabajo comenzar, pero reconocer es el primer paso. Tampoco se trata de ser perfectos sino de desprendernos de esa cadena de violencia y crear una nueva, construida desde el amor y el respeto. 

Pam Leo dijo. "Criemos a niños que no tengan que sanarse de su infancia" 




6/3/14

Por un Parto Consciente.

La vida inicia en la concepción, pero la forma en que nacemos determina mucho sobre nuestro futuro. 
Muchas veces cuando una madre esta a punto de dar a luz, deja en manos del médico todo lo relacionado con el parto, claro, él tiene el titulo de profesional. ¿Pero quien podrá decirle a una mujer lo que su propio cuerpo le esta diciendo? Necesita conectarse con lo que está sintiendo, con su instinto y su bebé. Las decisiones que se tomen en torno al parto deben ser tomadas por la misma madre, es su derecho.

Para llevar a cabo un parto respetado, primeramente la mujer debe informarse, leer, educarse sobre lo que esta pasando con su cuerpo y su embarazo. Lo que puede y no pasar durante el parto. Es su derecho estar acompañada por quien ella sienta conveniente (mamá, doula, pareja, hijos, amigas, etc) crear un ambiente relajante y de confianza (música, luz tenue, aire libre, etc) tener la libertad de hacer lo que su cuerpo le pida (acostarse, caminar, tomar un baño, etc) este acontecimiento es trascendental, por tanto cada decisión que se tome debe ser con el consentimiento de la madre y el profesional de salud deberá explicar cada intervención y el por qué es necesario.
La aceleración del parto no debe ser permitida, el cuerpo y la naturaleza son sabios, lo mejor es escuchar las señales y hacerles caso. La madre debe sentirse segura al saber que sus deseos serán tomados en cuenta como prioridad, nadie deberá de presionarla sobre ninguna intervención como la epidural, los constantes tactos o la cesárea ( a menos que ésta sea necesaria) pues únicamente ella sabe lo que está sintiendo y viviendo. Este instante es intimo, dejemos que ella se conecte con su naturaleza.
Ella podrá parir de la forma que crea adecuada (parada, en candelillas, hincada, etc) y en el lugar que ella se sienta más cómoda.
"La posición tumbada boca arriba es poco elegida por la mujer que está pariendo. La mencionan como incómoda y dolorosa. Es considerada como anti-fisiológica, ya que disminuye el espacio por donde deberá pasar el feto al nacer. No existe un solo mamífero en el mundo que adopte esta posición de manera espontánea para parir a menos que sea obligado como lo es la mujer cuando los médicos le dicen que así debe parir porque es más cómodo debe parir porque es más cómodo (por supuesto para los médicos, no para ella)."
Si tu estas embarazada o conoces a alguien que lo esté, pasa ésta información. 
El nacimiento es un acontecimiento cargado de energía, amor y espiritualidad. Desgraciadamente estamos acostumbrados a verlo como un trámite más en nuestras vidas, estamos perdiendo el rumbo. El momento del parto influye considerablemente en la mujer como en el bebé. La seguridad, confianza y apoyo que se tenga durante este instante es crucial. Éste puede repercutir en los meses siguientes del alumbramiento, en la depresión post-parto, en el éxito de la lactancia, en el sistema nervioso del bebé en los meses próximo, en su perspectiva de ver el mundo. 
El bebé sale del útero de su madre para conectarse con un mundo extraño, tratemos de que momento trascendental sea lo mas saludable posible. La vida comienza en este momento, de aquí dependerá el futuro del nuevo ser. Aquí comienza la oportunidad de cambiar el mundo.